El viernes después de trabajar salimos hacia el hotel con
plan de cenar algo de tapas por Baeza, pero un accidente en la A4 hizo que
llegásemos más tarde lo previsto y bastante más cansados, así que cenamos en el
nuevo casino que se encuentra en la misma calle del hotel, los precios algo más
caros que el resto de la zona pero muy buena calidad, tomamos un lomo de orza y
unas mollejas.
Al día siguiente desayunamos en el buffet del hotel abundantemente para afrontar el día con fuerzas y nos dirigimos al museo del olivo. No está muy bien indicado así que nos costó un poco llegar, el paraje donde se encuentra es muy bonito pues está rodeado de grandes olivares, la primera parte de la vista es un patio con diferentes variedades de olivos de todo el mundo, acto seguido entras en unas salas donde se puede ver un poco de historia del aceite y como eran las diferentes tipos de prensas para sacar este dorado liquido de las aceitunas, también se pueden ver diferentes tipos de aperos para la recolecta y transporte de la aceituna. La visita no es muy larga, terminando en una bodega donde se almacenaba antiguamente el aceite.
Tapa de ahumados y queso crema |
Como ya era la hora de comer fuimos hacia Úbeda, tras probar diferentes tapas
en varios bares, acabamos en “Amores perros” un bar que apenas lleva un año
abierto al lado del hospital de Santiago, en el que pudimos degustar tapas más
elaboradas y donde nos ofrecían Mahou en vez de la omnipresente Cruzcampo.
Después de esto y dar una vuelta por Úbeda fuimos a la siguiente visita el
Palacio Vela de los Cobos, es de los pocos palacios que además de la fachada se
conserva el interior y esto es debido a que está habitado y si en ese momento
se encuentra el dueño en la casa es él el que te hace la visita. De este
palacio cabe destacar una importante biblioteca con más de 6000 volúmenes,
entre los que se encuentran varios incunables de en torno a 1400.
Al día siguiente tocaba paseo por Úbeda, en la zona de universidad donde fue profesor Machado y la catedral que comparte diócesis con Jaén. Si se continúa andando por esa zona se llega a un mirador desde donde se puede apreciar la belleza del valle del Guadalquivir. Finalmente bajamos a la zona del hotel y comimos por allí unas tapas que estaban de maravilla.
Panorámica del valle del Guadalquivir |
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